Es muy probable que hayas escuchado hablar sobre sus efectos mágicos para blanquear los dientes, pero, ¿Qué hay de verdad en todo esto? ¿Se trata de un método seguro y eficaz? ¿Qué efectos secundarios puede tener?

Se trata de una sustancia muy porosa que absorbe toxinas comportándose como una esponja. Se emplea en casos de intoxicación, filtración de aguas…pero, su uso en ámbito odontológico no está reconocido, además de tratarse, como veremos a continuación, de una sustancia nociva para la salud bucodental.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), advierten que el carbón activado es un elemento altamente abrasivo, cuyo uso continuado provoca desgaste en el esmalte (dejando una mayor exposición de dentina, con su consecuente color amarillento), acompañado de retracción de encías y aumento de la sensibilidad; es decir, causa daños permanentes e irreparables en dientes y encías.

Otras organizaciones internacionales, como la Asociación Dental Americana (ADA), se han pronunciado al respecto añadiendo que no existen evidencias que demuestren la efectividad y seguridad del carbón activo en el blanqueamiento dental.

Se trata de un elemento que únicamente tiene capacidad de eliminar  manchas superficiales, pero, ¿a qué precio? Sus propiedades corrosivas causan mayor daño que beneficio, además de estar demostrado que no produce una modificación en la coloración de dientes.

Nuestra recomendación personal es huir de las modas y  “productos milagro” anunciados por gente sin formación en este ámbito, ya que puedes causar daños irreparables a tus dientes.

Acude a tu clínica dental de confianza donde, serán especialistas los que te aconsejen al respecto y en caso de estar indicado realizar un blanqueamiento, lo realicen de forma segura y con los productos destinados a ello.

 Consulta siempre a un profesional, tu salud es lo primero.